El sistema educacional chileno se encuentra en un momento crítico. Desde la movilización estudiantil de mediados de 2006, la Reforma Educativa Chilena ha sido puesta en cuestión. Dos preguntas son acuciantes: (1) ¿Por qué, a pesar de todos los esfuerzos e inversiones realizadas desde 1990 hasta la fecha, el sistema educativo no ha logrado constituirse en una fuente de desarrollo y de distribución equitativa de oportunidades? y (2) ¿Cuál es el norte que debe guiar a la política educacional chilena futura y, en ese contexto, cuáles son los desafíos prioritarios que es necesario encarar?
Este artículo aporta respuestas a ambas interrogantes. En su primera parte revisa las principales transformaciones que se han introducido al sistema educativo chileno en los últimos 25 años, identificando las continuidades y discontinuidades entre la reforma de los años de 1980 y la de los años 1990 hasta el presente. Junto a lo anterior entrega evidencia sobre los resultados esperados obtenidos y los desafíos pendientes actuales.
En su segunda parte, el artículo responde a la pregunta sobre cómo avanzar hacia una educación de calidad para todos. La atención recae en la escuela y las variables que de ella dependen, en el entendido que es en el “microcosmos” escolar donde debe producirse parte importante de los cambios que hoy urgen en nuestro sistema, y que la reforma educacional sólo ha logrado modificar de modo parcial e incipiente. Se postula ahí que el horizonte en el cual debe moverse nuestro sistema son escuelas efectivas que son las que agregan valor al aprendizaje de sus alumnos. Esta parte sintetiza la evidencia sobre escuelas efectivas y no efectivas en sectores de pobreza en Chile y da cuenta de los rasgos centrales de efectividad escolar en estos sectores y de cómo las escuelas logran y se mantienen y, a veces, pierden su característica de efectiva.
Teniendo como norte las claves fundamentales de la efectividad y el mejoramiento educativo de las escuelas en Chile, la tercera parte y final del artículo reflexiona sobre las alternativas de política que es necesario considerar para avanzar hacia ese norte. El desafío de política educativa es combinar medidas y decisiones que se orienten a fortalecer lo que ocurre en el microcosmos de cada escuela, reconociendo y abordando al mismo tiempo las restricciones a su desarrollo que derivan factores estructurales, fuera del control de la escuela. Las alternativas de política que es necesario considerar se ordenan en seis afirmaciones: (1) “Acercar” la política educativa a la escuela: de la macropolítica a la política “desde” las escuelas; (2) Fortalecer y apostar por los actores principales en el cambio educativo: los profesores directivos y docentes; (3) Fortalecer el rol y las capacidades de los sostenedores de la educación; (4) Pasar desde un Ministerio ejecutor a uno que regula, evalúa y ofrece estrategias de apoyo diferenciadas; (5) Fortalecer la responsabilización por resultados y la rendición de cuentas (accountability ) en el sistema educativo, y (6) Favorecer una mayor equidad: subvención preferencial y escuelas socialmente más diversas. El texto elabora prioridades de acción en cada una de estas alternativas.