Autor: Alejandro Foxley
Fuente: El Mercurio
Hace unos días tuvimos el privilegio de compartir en la ciudad de Talca con motivo de un seminario acerca de nuevos desarrollos tecnológicos en la fruticultura organizado por Cieplan y la Universidad de Talca, con un grupo de profesionales, de nuevos emprendedores, de Centros Tecnológicos regionales, de Organismos Públicos y Asociaciones empresariales del Maule.
De ese diálogo y conversaciones múltiples surgía una visión notablemente optimista del futuro del sector exportador frutícola. La visión muy positiva descansaba en la enorme capacidad emprendedora y de innovación en ese sector, y también de la estrecha colaboración entre los distintos actores públicos, privados y universitarios respecto del camino a seguir a futuro para extender esa experiencia en las otras áreas del desarrollo regional y nacional.
Regresamos a Santiago para encontrarnos con lo que alguna prensa llamó “Un lunes negro en los mercados financieros “, y que “China responde a EEUU devaluando el yuan y los mercados globales de desploman”. Como consecuencia, las proyecciones de crecimiento para nuestra economía se hacen más pesimistas.
¿Cómo enfrentar este escenario negativo? Hay dos factores que influyen. El primero es el proteccionismo que se instala en la economía internacional a partir de las guerras comerciales detonadas por la política económica de Trump. El segundo, para Chile, es que en ese futuro global más oscuro, hay que superar además la trampa en que parecemos estar cayendo al constatar que nuestra economía crece menos porque somos menos competitivos, considerando que por ya un buen número de años la productividad no crece o tiene crecimiento negativo.
Respecto de cómo enfrentar el proteccionismo es útil aprender de la respuesta de los que llamamos países afines exitosos. Australia, Nueva Zelandia y Canadá, entre otros, reafirmaron su compromiso para acelerar la implementación del Acuerdo Transpacífico, TPP-11, sin Trump.
Esos países ya reciben los beneficios de ese acuerdo de libre comercio. Sus productos de exportación ya tienen un mejor acceso al mercado japonés, por ejemplo, un país tradicionalmente con altos aranceles a la importación de productos agrícolas que ahora se reducen para productos importados como la carne, frutas, vinos y productos acuícolas, entre otros, todos de alto interés para Chile.
Lo mismo ocurre con el mayor acceso a mercados como el de Vietnam, Singapur y otros países miembros del TPP-11. En ese contexto no se entiende la reticencia de nuestro Congreso para aprobar prontamente el acceso pleno de Chile a esta Alianza Transpacífica.
Respecto del otro desafío, lograr aumentos de productividad sostenidos en el tiempo, requiere de un hacer mejor las cosas. En la esfera del desarrollo productivo se hace indispensable mejorar en la calidad de lo se produce, incorporar nuevos productos en nuestra canasta exportadora y aumentar la escala de producción y diversificación de lo que se exporta.
Hacer mejor las cosas significa, también, incluir esa exigencia en el mundo de la política. A ratos se observa una clase política que parece sólo hablar consigo misma, en Valparaíso, en los matinales y en las redes sociales. Pero un desarrollo exitoso, en un entorno internacional adverso, requiere más que nunca de una política en cercanía y sintonía con lo que la gente reclama, desde el territorio, las comunidades locales, los barrios.
Se trata de abrir camino a ese talento sumergido, de cientos de miles de personas que quieren oportunidades para asociarse, emprender, innovar y mejorar sus condiciones de vida diaria. Así lo constatamos una vez más en un encuentro como el de Talca.
Abrirse a acuerdos políticos amplios y generosos para moverse en esa dirección es lo que el país urgentemente necesita para evitar caer en la típica trampa en la que suelen caer los países de ingreso medio.
Fuente: El Mercurio