Generar y sostener el crecimiento económico puede ser un requisito previo para lograr una “mejor y mayor” distribución de sus frutos y, por consiguiente, un crecimiento más incluyente.
Si se logra sostener el crecimiento no sólo durante un decenio, sino a lo largo de dos o más, ello conducirá con seguridad a una mayor equidad, porque llevará los salarios a niveles más altos.
En Corea del Sur y Taiwán, por ejemplo, durante las décadas de 1970 y 1980, el crecimiento sostenido hizo aumentar los salarios, redujo la pobreza y en última instancia condujo a una menor desigualdad. China también parece estar dando señales similares, ya que el crecimiento sostenido ha producido una escasez de mano de obra y un aumento de los salarios en las regiones costeras de ese país.
Bhagwati y Panagariva también hacen notar que desde los años 90 el crecimiento ha tendido a crear más puestos de trabajo y mayores ingresos tributarios en India, lo que a su vez ha cubierto el costo de las erogaciones por concepto de bienestar social.
Pero, ¿por qué no todo el crecimiento es incluyente?