Fuente: La Segunda
“Estoy un poquito menos pesimista de lo que estaba hace algún tiempo”, reconoce Manuel Marfán, exministro de Hacienda del gobierno de Eduardo Frei, sobre el momento político y la instalación de la próxima administración. Añade que lo han “sorprendido gratamente” señales como la designación de Mario Marcel en Hacienda. “Claramente están haciendo una apuesta por gobernabilidad”, dice.
–Pensando en la llegada de Marcel a Hacienda, ¿cómo recuerda que fue la dinámica cuando usted fue ministro de Hacienda? ¿Había contrapesos internos?
–Lo que me tocó vivir siempre fue trabajo de equipo, pero con división de las funciones. En mi caso me hice cargo de la agenda en materia financiera y tributaria, la subsecretaría veía lo relacionado con los servicios y el gasto fiscal estaba
en manos de la Dipres y Tesorería.
–¿Cree que ahora será parecido?
–Creo que sí. No veo por qué no va a funcionar. Mario conoce perfectamente el ministerio, trabajó muchos años y sabe de sus dinámicas. Ahora, es un ministerio muy particular, porque a diferencia de otros, funciona hacia adentro del Estado, tiene un rol coordinador y eso siempre es un desafío, porque los otros ministerios pujan por lucas para hacer su trabajo, un tema que es potencialmente conflictivo.
–¿Cómo cree que va a ser la relación de Marcel con el Gobierno teniendo en cuenta que es visto como un outsider a la coalición?
–No conocemos los detalles de su nombramiento, pero tengo la impresión de que participó todo el equipo de “La
Moneda chica”, que serán también el comité político. Su llegada no fue solo una idea de Boric.
–Pero las dudas que surgen son por lo que ha dicho o defendido cada uno en el pasado, donde Marcel es más lejano a Apruebo Dignidad…
–No creo que sea así. Claramente un gobierno tiene una agenda país que puede o no gustar y hay dos maneras de llevarla a cabo: una es la de los ansiosos, rapidito ahora ya, pero obviamente cuando la carrera es larga, partir corriendo rápido te hace quedar sin aire al poco andar. La otra manera es hacerlo bien, esto es, mantener siempre el corto plazo bajo control, porque solo así puedes construir el futuro. Cuando el corto plazo se sale de las manos, todas las prioridades son recuperar el control. Lo de Marcel lo interpreto como que se quiere actuar bien, sin que se arranque el corto plazo de las manos. Eso no significa que haya alguna renuncia a lo que es el proyecto país de la coalición.
–¿Entonces la tarea de Marcel será tratar de contener a los ansiosos?
–No, porque hay mucho que construir también y las cosas no se hacen solas. El diseño es clave. No lo hace bien solo eso sí, aquí no hay llaneros solitarios. Lo hace bien con un equipo y él forma buenos equipos. La contención de los ansiosos no la hace Mario Marcel, eso está en el equipo político, con Marcel incluido.
–Entonces Marcel está suficientemente empoderado junto a todo el equipo político, para poner en marcha un programa más responsable…
–Exacto, y no significa renunciar a la agenda que se tiene, solo hay que tratar de hacerlo bien. Eso de los ansiosos tiene diversos nombres: los autoflagelantes, los infantilistas… es un problema que siempre va a existir y siempre se enfrenta. Creo que las señales que ha dado el gobierno en cuanto a que quiere orden en el manejo económico, han sido muy claras y ha dado tranquilidad.
–Al margen de esa unión del comité político, igual son notorios los matices que se han transmitido. Hay coincidencia entre Boric y Marcel, por ejemplo con el nuevo retiro de las AFP, pero se ven diferencias en la condonación del CAE. Todo eso hace ver eventuales conflictos…
–Así es la política, saber cómo se manejan estos conflictos de forma racional para avanzar.
–En el pasado también vimos diferencias entre ministros de Hacienda y gobierno, que incluso costaron la salida de Rodrigo Valdés, por ejemplo. ¿Cómo manejarlo entonces?
–Esas salidas son excepciones. El nuevo gobierno parte sin mayorías en el Congreso, por lo tanto está obligado a ser un gobierno de transacción, lo que es bueno. Los ministros de Hacienda tienen problemas con el comité político cuando los presidentes son autócratas, cuando tienen mucho poder o una personalidad así. Ese ha sido el problema de los dos últimos presidentes que se han ido alternando el poder. Lo normal de un buen gobierno no es eso, sino que sean de transacción, eso siempre facilita las cosas.
–Hay quienes creen que Marcel tiene un valor estratégico para el gobierno hasta el plebiscito constitucional y que luego su valor es más bien relativo, ¿cómo lo ve usted?
–No creo que sea así, es un gobierno que parte con buenas intenciones. Si me dices que inmediatamente tras la aprobación echarán a Marcel, no. ¿Es posible? Claro ¿Es probable? No, muy poco probable. Tendrían que darle un Premio Óscar a todos, es casi medio conspirativo.