Manuel Marfán, ex vicepresidente del Banco Central y director del PROGRAMA CIEPLAN-UTALCA, junto a Salvador Valdés, economista e investigador de Clapes UC, participaron en un panel sobre pensiones organizado por Harvard, Columbia, y el Club MIT.
El economista e investigador de Clapes UC, Salvador Valdés, valoró la propuesta del Gobierno de mejorar las pensiones solidarias con un incremento de 10%, financiado con rentas generales de la nación, y sugirió que, en adelante, dichas pensiones deberían reajustarse en función de los salarios en lugar del IPC.
Valdés y Manuel Marfán, ex vicepresidente del Banco Central y director del programa Cieplan-U. de Talca, participaron ayer en un panel sobre pensiones organizado por las oficinas en Chile de las universidades de Harvard y Columbia, y el Club MIT, moderado por el consejero del Banco Central Pablo García.
Con la reforma previsional de 2008 las pensiones solidarias comenzaron a reajustarse por el IPC, pero Valdés estimó que, de haber tomado como referencia la evolución de los salarios del sector público de manera gradual, las pensiones básicas serían hoy 11,5% superiores. Piensa que reajustar por salarios es mucho mejor porque al hablar de solidaridad, de lo que se trata es de acercar el ingreso del beneficiario con el ingreso de los que donan y quienes pagan los impuestos. «En la mayoría de los países la pensión solidaria se define como porcentaje de algún indicador del nivel de vida del resto de la sociedad y un buen indicador son los salarios, no el IPC», explicó.
Marfán relevó la importancia del crecimiento económico y de mejoras en la productividad para incidir positivamente en el empleo y los salarios, y consiguientemente en la cotización previsional de los trabajadores. Además de salarios más altos, para mejorar el sistema de pensiones la tasa de cotización de 10% debería aumentar, indicó. En los países de la OCDE el promedio de cotización es de 19%, comentó. Puso el caso de Suecia como un modelo interesante de mirar en detalle, ya que goza de un enorme respaldo político. Incorpora el esquema de capitalización y de reparto y tiene una tasa de reemplazo media de 55%.
Fuente: El Mercurio