Sobre la incertidumbre política de la que habla el Banco Central en el último IPoM, el exconsejero dice que «si las condiciones políticas estarán dadas para tener una política económica responsable en el futuro, creo que es posible, porque Chile muchas veces lo ha hecho, pero lo ha hecho sobre la base de que se involucre una masa crítica en la discusión».
El Banco Central (BC) elevó su pronóstico de crecimiento económico para este año a un rango entre 8,5% y 9,5%, pero redujo sus estimaciones para 2022 y 2023. Hubo además un cambio de tono respecto a la posibilidad de subir las tasas de interés en un contexto de mayor dinamismo. En medio de este escenario, el exvicepresidente del ente rector y exministro de Hacienda, Manuel Marfán, dijo no estar sorprendido con un posible aumento de tasas y calificó como una “mala noticia” la reducción de la estimación del crecimiento tendencial.
¿Cómo evalúa el aumento de las expectativas de crecimiento para este año que aplicó el BC y los recortes para los años que vienen?
-Era un secreto a voces que la proyección de marzo se había quedado corta. Me sorprendió la magnitud del alza, porque el nuevo rango es impresionantemente elevado, pero el ideal habría sido que todo lo que cayó se recupere, de manera de saltar el bache rápidamente, porque la velocidad crucero a la cual Chile puede crecer no cambia tan drásticamente. Entonces, vamos a tener una recuperación que nos va a sacar del bache, pero va a seguir de largo hacia arriba y eso tiene que compensarse con menor crecimiento a futuro.
¿Entonces comparte la perspectiva de menor crecimiento a largo plazo?
-El BC en este IPoM ha rebajado el crecimiento tendencial de la economía chilena. Lo bajó en torno a medio punto por año y no es una buena noticia para nada, pero es una proyección correcta de las perspectivas de crecimiento para Chile. En el estado que está Chile en los años recientes, dejando de lado los aspectos de la pandemia en el corto plazo, el principal factor de crecimiento debería ser el aumento de la productividad. Sin embargo, en Chile la productividad crece cada vez menos y eso es una cosa que el BC ha incorporado en sus proyecciones para el PIB tendencial y que explicarían esta reducción. Entonces, es más crecimiento este año, y menos en los inmediatamente siguientes, como compensación, pero también a la larga un crecimiento más bajo. Si eso es lo que piensa, es lo que tiene que decir, y me parece correcto aunque la noticia no sea agradable. No es culpa del mensajero, en este caso del BC, sino que de los datos e información que se tienen.
¿Cuál es el riesgo de tener una economía que se basa en el consumo, pero donde se están consumiendo los ahorros y en la que la inversión no repunta mucho?
-La pandemia ha provocado una situación excepcionalísima, y por lo tanto, uno puede aceptar comportamientos excepcionalísimos también en lo fiscal. La proyección que hace del déficit fiscal puede ser aterradora, una tasa de un 5% a un 25% es muy fuerte, pero si es por una sola vez es soportable, porque la economía chilena tiene fortalezas que le permiten darse esos lujos. La gran duda es si estas variables más estructurales que van marcando el ritmo más de largo plazo van a mantenerse bajas o no. Yo creo que el aumento del consumo es absolutamente esperable, porque todas las ayudas que ha dado el gobierno inciden en ello, lo mismo que los retiros de los fondos de pensiones. Entonces, es absolutamente explicable, pero son medidas que ojalá sean transitorias mientras dure la pandemia y que después se retiren. Ningún país resiste tener de manera persistente una reducción del ahorro y una reducción de la inversión, y que tiene aspiraciones de mejorar los estándares de vida. Eso no se puede, es una mezcla imposible.
¿Se apuró el BC al señalar que el alza de la tasa empezará antes?
-No, para nada, porque el BC tiene metas de inflación en un horizonte de dos años plazo, y ante el hecho de que haya habido una recuperación mucho más rápida de la economía de lo que pensaba y que se va a volver más rápido a una nueva normalidad -aunque queden muchas cicatrices de todo el proceso de la pandemia), entonces las tasas de interés deberían empezar a subir. Lo que también dice el BC es que durante todo el periodo de proyección, que es de dos años, la tasa de interés va a seguir por debajo de lo que se llama la tasa de interés neutral.
-El BC habla de desafíos relevantes a futuro. ¿Ve espacio para que estos desafíos se aborden de buena forma en el contexto actual?
-Es importante señalar que lo que se ha dicho, que todo lo que se hace es transitorio producto de la pandemia y que en la medida que la pandemia y especialmente las medidas de restricción sanitaria se vayan reduciendo esas ayudas que da el Estado deberían ir volviendo a la normalidad, es doloroso hacerlo. Genera dolor tener beneficios que se van retirando y eso va a depender mucho del grado de compromiso que tengan las futuras autoridades al respecto. La pandemia va a seguir mientras dure el actual gobierno, así que no son los compromisos de este gobierno los que importan, son los compromisos del próximo gobierno, y eso es un tema que está todavía pendiente.
El llamado del BC a tratar de no dispararse en el pie, de no hacer ajustes que después se pagan muy caro, es muy lógico y muy obvio. Respecto a la incertidumbre, hace un análisis bastante bueno a mi juicio, pero algo largo y técnico. Pero lo que muestra, en síntesis, es que el ciclo económico duro de Chile de haber tenido una caída muy brusca, pero una recuperación rápida, es algo que está ocurriendo en la mayoría de las regiones del mundo. Los niveles de incertidumbre en todas partes del mundo también aumentaron mucho en los peores momentos de la pandemia y aunque no han vuelto a los niveles prepandemia, se han ido acercando con bastante rapidez al nivel anterior, cosa que en Chile está ocurriendo con más lentitud, y eso es una mala noticia. Los niveles de incertidumbre, cuando son altos, pueden tener efectos muy dañinos sobre la economía, porque hay muchas decisiones que se dejan de tomar. Es un tema que el BC destaca especialmente en este IPoM y creo que hace muy bien en señalarlo. Probablemente no son temas que vayan a sacar titulares, porque no son taquilla, no son temas que puedan elevar el rating, pero son muy relevantes para saber si este país va a mejorar o no, independiente del color político que sea el próximo gobierno. Estoy diciendo que si lo transitorio va a ser transitorio o si se va a transformar en permanente, porque si es lo segundo, no puede ser permanente gastar más de lo que se tiene. Eso lo único que augura a futuro es inestabilidad y crisis, y eso debería preocuparle a la derecha, izquierda, centro, a todos los que son responsables, salvo a los anarquistas. Esto de la responsabilidad económica no es un tema de de izquierdas o derechas, sino más bien un tema entre populistas y responsables.
Pero en cuánto a estos desafíos y lo que hemos visto hasta ahora, ¿considera que la política ha estado a la altura, teniendo en cuenta que en algunos debates pareciera que no se están tomando en cuenta los argumentos técnicos?
-Tenemos una elección parlamentaria ad portas. Ningún parlamentario quiere hacer algo que pueda alterar sus probabilidad de ganar, y entonces resulta muy difícil contener la demagogia, el populismo y el farandulismo en este momento. Pero el llamado a que cuando finalice la pandemia las medidas transitorias retrocedan, de modo que las prioridades vuelvan a ser salud, educación, vivienda, equidad, distribución del ingreso, lo que es la agenda normal de un país como Chile, no es un llamado para este año es un llamado a futuro. Soy un optimista racional, o sea, no me hago ilusiones, pero en el momento de los quiubo la clase política, contra todos los pronósticos, pudo llegar a un acuerdo, desde Revolución Democrática hasta la UDI. Eso se puede hacer, pero requiere mucho trabajo previo, no es cosa de sentarse a esperar, hay que insistir en estos temas (…) si las condiciones políticas estarán dadas para tener una política económica responsable en el futuro creo que es posible, porque Chile muchas veces lo ha hecho, pero lo ha hecho sobre la base de que se involucre una masa crítica en la discusión, para que finalmente prime la cordura, y ese es un privilegio de Chile yo no diría que a lo largo de toda su historia, pero sí a lo largo de las últimas décadas.
¿Tiene entonces cierto optimismo de que esto es abordable?
-Sí, pero insisto de que es un optimismo racional. Si uno no hace nada, lo peor puede pasar, y el futuro no está escrito. No se pueden hacer medidas míopes y cortoplacistas, como transformar en medidas de largo plazo las que fueron hechas para el corto plazo.
Retiro total de fondos previsionales
¿Qué opina de los proyectos parlamentarios que apuntan a un retiro total de los fondos de pensiones?
-Yo lo encuentro lamentable, es jugar con fuego. Los sistemas de pensiones que funcionan en todas partes del mundo se financian con la cotización principalmente, y también con aportes adicionales del Estado para resolver todos aquellos casos en que no hubo ahorro suficiente o las pensiones son muy bajas, lo que se llama pensión no contributiva. Pero el grueso del gasto previsional, que es el ítem más alto de gasto del Estado, no se puede financiar sin las cotizaciones. Entonces, si uno las empieza a devolver, que es lo que ha estado ocurriendo, y ahora la idea es que se devuelvan todas, y la historia de la naturaleza humana muestra que la gente se las gasta, entonces la proyección es que la vida de los adultos mayores hacia futuro va a ser más pobre y más indigna. Y jugar con estos temas para ganar debates de corto plazo me parece de una irresponsabilidad que no encuentro los calificativos lo suficientemente fuertes para calificarlo (…) las personas que hicieron retiros están apostando a que después el Estado los va a poner y eso no ocurre en ninguna parte del mundo, porque es demasiado caro hacerlo.
O sea es inabordable…
-Es inabordable exactamente, esa es la palabra.
Autonomía y objetivos del instituto emisor
Si bien la Convención Constitucional no ha comenzado aún su trabajo, ya se han conocido algunos temas que se van a tomar el debate. Uno de ellos es si se va a mantener o no la autonomía del Banco Central y si se mantendrán o modificarán llos objetivos del ente emisor en la futura Carta Magna.
¿Es posible y conveniente incluir nuevos objetivos para el Banco Central en la nueva Constitución?
-Quienes hacen esa propuesta me llevan a recordar un viejo dicho del campo: que es pura falta de ignorancia. La mayoría de los países tienen bancos centrales que se preocupan principalmente de la inflación y no del nivel de actividad, aparentemente en la letra. EE.UU. quizás es el único de los países importantes, económicamente hablando, que incorpora el desempleo, que es lo mismo en efectos prácticos que el nivel de actividad. Y eso es porque tienen metas de inflación de lo que está ocurriendo en ese momento. En Chile, el horizonte es a dos años plazo; si la economía está en recesión, necesariamente el Banco Central va a tener que hacer medidas reactivadoras para reducir el desempleo y mejorar el nivel de actividad, para que la inflación se mantenga en un rango normal, y si la economía está sobrecalentada hoy día, necesariamente lo que tiene que hacer el Banco Central en un horizonte de dos años es descomprimir la economía, tener políticas contractivas para poder reducir una presión que va a generar más inflación en el plazo de dos años. El Banco Central se preocupa de la inflación, pero ha operacionalizado esto de manera tal que la inflación llegue a la meta en un plazo de dos años, y eso necesariamente lo fuerza a tener una preocupación por los ciclos económicos. Decir que el Banco Central no se preocupa (de la actividad o del empleo) es pura falta de ignorancia.
Es una mala idea entonces incorporar nuevas metas…
-Sí, porque hay varias cosas que ocurren simultáneamente. El Banco Central tiene muy pocos instrumentos y si uno tiene un instrumento no puede tener demasiados objetivos (…) si el Banco Central empieza a meterse en temas que van más allá del manejo del corto plazo, empieza a incursionar en temas que son más propios de la política y eso es malo.
Debe mantenerse la autonomía del Banco Central
-Por supuesto. Si algo está funcionando bien, por qué cambiarlo. El Banco Central es de las pocas instituciones que ha mantenido incólume su credibilidad, en un momento en que están desacreditadas muchas otras instituciones, porque el Central se preocupa de tener una gestión muy transparente ante la opinión pública (…) no creo que prospere, no sé quién ganaría con eso.