Jamele Rigolini presentó en CIEPLAN un estudio sobre la relación entre esa clase social en América Latina y sus valores y orientaciones políticas. La exposición fue comentada por Eugenio Tironi, investigador asociado de CIEPLAN, y por Emmanuelle Barozet, socióloga de la Universidad de Chile.
“El ingreso monetario de una persona es un poderoso indicador de sus valores políticos y sociales”, explicó Jamele Rigolini respecto de un estudio que realizó junto a Luis López –Calva, del Banco Mundial, y a Florencia Torche, de la Universidad de Nueva York. El documento de trabajo, titulado Is There Such Thing As Middle Class Values? Class Differences, Values and Political Orientations in Latin America evalúa la literatura existente respecto a la clase media para descubrir qué valores se asocian normalmente con este segmento de la población que, en los últimos años, ha crecido fuertemente en varios países de la región, como Brasil, Chile, Colombia y Perú, entre otros.
Una parte del análisis de los tres expertos se centró en examinar la Encuesta de Cohesión Social en América Latina (ECosociAL) que realizó CIEPLAN junto al Instituto Fernando Henrique Cardoso (iFHC) en 2008. Ese estudio halló que existe una relación entre el ingreso monetario y los valores y orientaciones políticas de las personas, dependiendo de ciertas variables como sexo, edad, educación de los padres, entre otros factores.
Según Rigolini, tradicionalmente se asocian a la clase media valores como la estabilidad política, la cohesión social y el crecimiento económico de un país. Sin embargo, en la literatura existente no se encuentra un nexo inequívoco entre estos valores y la clase media. “La única particularidad de la clase media es la moderación. Moderación política y social, lo que corrobora sólo parcialmente la idea que la clase media tiene algo de particular”, afirmó el economista del Banco Mundial.
“La única particularidad de la clase media es la moderación. Moderación política y social, lo que corrobora sólo parcialmente la idea que la clase media tiene algo de particular”, aseguró Rigolini. Al comentar el documento de trabajo, Emmanuelle Barozet, socióloga de la Universidad de Chile, sostuvo que los valores de la clase media son cíclicos y están asociados a un elemento de contexto. Por eso, afirmó, “si actualmente se hiciera un estudio como EcoSocial, los resultados serían muy distintos”.
Según Barozet, cuando se intentan captar los valores o las actitudes políticas de un segmento de la sociedad, el contexto o la idionsincrasia nacional son factores muy importantes. “No debemos dejar de lado los momentos históricos y el contexto. Respecto del caso de Chile y, en general, del Cono Sur, hay ciclos respecto de la emergencia de las clases medias que pueden establecer diferencias importantes entre estos países y los de América Central, por ejemplo”, afirmó.
Por su parte, Ernesto Tironi afirmó que agrupar a la clase media es una tarea compleja, ya que es muy diversa en sí misma. “En un mismo nivel de ingreso que hace a las personas clasificarse como clase media, hay personas muy distintas. Una persona que, por ejemplo, gana 800 mil pesos mensuales, puede estar dentro del segmento de la clase media, pero si de ese sueldo debe pagar la universidad a sus hijos, la cosa es muy distinta”.
Para el sociólogo e investigador asociado de CIEPLAN la premisa de que la clase media es un factor de crecimiento económico, político y social para un país, sigue siendo un paradigma político moderno. “Así como Lenin buscaba al proletariado, los políticos modernos buscan a la clase media”.
En tanto, Alejandro Foxley, presidente de CIEPLAN, se integró a la discusión, comentando que “los políticos sienten que este segmento se les escapa de las manos, ya que la gente de la clase media es inestable. Inestable en sus valores, en su estrato económico y social. Por lo tanto, desde las políticas públicas, los políticos tratan de entender la velocidad a la que necesitan avanzar para dar respuestas a los anhelos y frustraciones de la clase media”.
Según Foxley, la clase media es un segmento que siente que no tiene cabida en el sistema y que las respuestas institucionales son demasiado lentas, rápidas o erróneas. “La sensación que va quedando es que las democracias no están dando cuenta de esto adecuadamente”, afirma.
Fuente: Cieplan