Alejandro Foxley, presidente de Cieplan, fue entrevistado por BBC Mundo, tras la aprobación de la reforma tributaria en Chile. A continuación publicamos el artículo completo escrito por el corresponsal para el Cono Sur de la cadena internacional de noticias, Ignacio de los Reyes.
La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, volvió a La Moneda a comienzos de año con dos promesas fundamentales: una ambiciosa reforma educativa y nuevas políticas para reducir la gigante brecha entre ricos y pobres.
El principal obstáculo para sacarlas adelante -cómo pagarlas- podría haberse superado. Al menos ese es el objetivo primordial de la Reforma Tributaria de Chile, que fue promulgada este viernes por la jefa de Estado después de largos meses de debate.
«Este es un día histórico, porque la reforma tributaria que estamos promulgando hoy es un instrumento poderoso que dará a Chile más y mejores oportunidades de desarrollo, con inclusión», aseguró Bachelet.
La reforma contempla un aumento de impuestos para las empresas y una reducción de la tasa gravable para las personas físicas, además de impuestos para el cuidado del medio ambiente y mecanismos de lucha contra la evasión.
Habrá impuestos adicionales a alcoholes, bebidas azucaradas y emisiones contaminantes de vehículos, entre otras nuevas tasas.
En total, se aumentará la carga tributaria en tres puntos del Producto Interior Bruto para poner en las arcas del Estado unos US$8.300 millones de aquí a 2018.
Educación y sectores vulnerables
Más de la mitad de la recaudación irá destinada a financiar una reforma educativa basada en la gratuidad y la calidad, dos reivindicaciones del poderoso movimiento estudiantil chileno que se convirtieron luego en promesa de campaña de la Nueva Mayoría, la coalición de partidos por la que se presentó candidata Bachelet.
Pero sobre, todo, el objetivo es que al final los recursos vayan «en directo beneficio de los sectores más vulnerables y (de) la clase media», dijo la mandataria.
Y es que Chile sigue siendo el país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) con más desigualdades en los ingresos entre los ricos y los pobres.
Según le dice a BBC Mundo el exministro de Hacienda democratacristiano Alejandro Foxley, esta reforma es «una de las más ambiciosas en cuanto recaudación adicional para el Fisco, sólo comparable a la que se llevó adelante en 1990 durante el primer gobierno democrático después de Pinochet».
¿Cambio de modelo?
Pero, ¿qué tan revolucionarios son los instrumentos fiscales que propone esta reforma? ¿Supone un cambio en el modelo económico de apertura al mercado e iniciativa privada de las últimas décadas?
Según Foxley, quien ahora es presidente de la Corporación de Estudios para Latinoamérica (CIEPLAN), la reforma «no implica un cambio de modelo económico».
Pero sí «un aumento significativo en la tasa de tributación de las empresas, y un esfuerzo serio consistente, aunque complejo en su implementación para reducir los numerosos mecanismos de evasión y elusión tributaria hoy existentes».
El exministro asegura que si, como se promete, se invierte un porcentaje significativo de los recursos adicionales en mejorar la calidad de la educación en Chile, «el legado de la reforma tributaria será permanente y significativo en el punto de vista de mejorar la distribución del ingreso».
Desaceleración y certidumbre
Una de las preocupaciones del empresariado y la oposición era la llegada de la reforma en plena etapa de desaceleración económica en el país, con un crecimiento proyectado del 2%.
Bachelet dijo al respecto que «esta promulgación entrega también una nueva señal de certidumbre y reglas claras a los agentes económicos.
Con ello están dadas todas las condiciones para que nos pongamos manos a la obra y juntos retomemos la senda de mayor crecimiento».
Sin embargo, para el académico de la Universidad Católica y exministro de Hacienda en los 80 durante el gobierno de facto de Augusto Pinochet, Rolf Lüders, el conjunto de reformas de Bachelet tendrá un impacto en las inversiones y crecimiento del país.
«Definitivamente la reforma tributaria no es un cambio de modelo, pero sin duda es parte de un esfuerzo por modificar algunos aspectos claves del mismo. Los objetivos de la Nueva Mayoría gobernante son, por un lado, darle más peso a la distribución del ingreso que al crecimiento económico, y por el otro, favorecer la igualdad de resultados por sobre la igualación de oportunidades», le explica a BBC Mundo.
«Bajo el nuevo régimen se aumenta la tributación sobre la renta de las empresas. En mi opinión ese aumento se traducirá en la transición en menos inversión. El nuevo equilibrio», añade Lüders.
«En efecto, es posible mostrar que al final de cuentas son los trabajadores los que pagarán la totalidad de la mayor tributación y por ende es posible que la reforma resulte incluso regresiva», según el académico.
El gobierno planea que algunos instrumentos de la reforma se incorporen al presupuesto de 2015, pero el total del monto de la recaudación tardará unos cinco años en llegar.
Más allá del debate sobre el impacto de esta legislación en la economía a largo plazo, Bachelet ya parece haber ganado en el plano político: ahora tendrá vía libre para justificar un plan para financiar sus otras promesas de reforma.
Fuente: Ignacio de los Reyes, BBC Mundo