El economista e investigador de Cieplan alerta sobre las grandes expectativas que está alimentando el próximo gobierno a propósito de su última publicación «Panorama Fiscal: Propuestas frente a una situación amenazante. Segunda Edición».

José Pablo Arellano -65 años, doctor en economía de Harvard, ex director de Presupuestos, ex ministro de Educación y ex presidente ejecutivo de Codelco- reconoce su pesar por la dimisión de Mariana Aylwin y otros 30 militantes de la DC, su partido de toda la vida. Pero él no seguirá ese camino. Al contrario, sostiene que esta tienda política tiene mucho que aportar hoy al país. Como economista e investigador en Cieplan, hace ver que el nuevo gobierno no tiene espacio para aumentar el gasto público y tampoco considera pertinente la rebaja de impuestos que propone Sebastián Piñera.

En el área económica, ¿cuáles debieran ser las tres prioridades para el próximo gobierno?

La primera: impulsar el crecimiento después de un período de crecimiento muy insuficiente. El mayor crecimiento permitirá generar empleos de mejor calidad, mejores remuneraciones y los recursos fiscales para financiar las necesidades sociales.


Este año se proyecta como el mejor para la economía mundial desde que se inició la crisis internacional en 2008 y eso ayudará. Pero lo principal será lo que se haga internamente. El crecimiento en 2018-2020 se jugará en la capacidad para elevar la inversión, la productividad y en el ánimo emprendedor».

José Pablo Arellano

-¿Cómo se eleva la inversión, el talón de Aquiles en estos últimos años?

Para concretar las inversiones hay que agilizar el proceso de autorizaciones. Le doy un ejemplo: el último catastro de inversión en proyectos mineros para materializar en los próximos 10 años es superior al de los años previos, lo cual es una muy buena noticia. Hay que agilizar sus aprobaciones, no puede ser que en Chile nos tomemos más tiempo que en Canadá o Australia, que tienen exigencias de sustentabilidad igual o superiores a las nuestras. Manteniendo los objetivos ambientales y de sustentabilidad, es posible y necesario hacer las cosas en plazos mucho más breves.

-¿Qué se puede hacer?

Siguiendo con la minería, un informe reciente de la Comisión de Productividad propuso 50 medidas para aumentar la productividad en ese sector. Existe gran acuerdo sobre esas medidas, lo que falta es implementarlas. Ahí hay una agenda concreta en un sector que es fundamental para nuestro crecimiento.

En las exportaciones no tradicionales, también ahí hace falta un fuerte impulso. Hace varios años que parte de nuestras exportaciones como fruta, vinos y salmones, entre otras, no ganan participación en los mercados mundiales y para hacerlo hay que aumentar la productividad. Un tema transversal para la productividad es la logística…y ahí hemos retrocedido.

-El viernes 12 de enero publicó un paper sobre el panorama fiscal para el período 2018-2021 y lo califica de «amenazante». ¿Qué debe hacer el nuevo gobierno para atenuar tal riesgo?

Es muy importante cuidar nuestra situación fiscal y sus proyecciones. La sólida política fiscal es un activo que hemos construido, que tiene un tremendo valor y que no podemos arriesgar. Desde el gobierno de Aylwin en adelante en todos los gobiernos de la Concertación disminuyeron la deuda de gobierno neta de los activos financieros. La excepción han sido este gobierno y el anterior de Piñera. Llevamos cinco años con déficit fiscal y las proyecciones para los próximos tres años también son de déficits. Esa situación es la que considero amenazante.

Arellano agrega que en los últimos cuatro años el endeudamiento neto del gobierno subió en cerca de US$ 30 mil millones, y que al 2021 volverá a aumentar en un monto equivalente, según las proyecciones oficiales.

Eso debilita nuestra solidez fiscal y eleva el gasto en pago de intereses. Y al contrario de lo que logramos en los gobiernos de la Concertación, en que una menor deuda nos permitía ahorrar en intereses y redestinar esos recursos a programas sociales, el gasto que más ha aumentado en estos años es el gasto en intereses por la mayor deuda. Así, hay menos espacio para elevar el gasto social de manera sostenible, advierte.

-¿Cómo debe manejar las expectativas el próximo gobierno? ¿Y su relación con los empresarios?

Tenemos una ciudadanía más empoderada y si a eso le sumamos un gobierno que infla expectativas, la frustración y los conflictos serán mayores. Parte de la responsabilidad del gobierno es explicar lo que es posible y sus plazos, aunque esto pueda parecer impopular. Mucho más impopular a la larga es plantearse metas irrealizables o que después no se cumplen.

-¿Ve factible bajar los impuestos a las empresas, como lo plantea el programa de Sebastián Piñera?

En el cuadro fiscal que se anticipa no es ni responsable ni conveniente bajar impuestos. Siempre es bueno y necesario simplificar el sistema tributario, pero eso no puede ser reduciendo impuestos. Una baja en el impuesto a las empresas podría ser un estímulo a la inversión, pero me parece más prioritario y sin costos fiscales facilitar las inversiones eliminando trámites burocráticos y engorrosos que no agregan valor y solo demoran los proyectos encareciéndolos.

«Hay muy poco espacio para gastos adicionales»

-Dado el nivel de gastos comprometidos, ¿qué holgura tiene el nuevo gobierno para mantener promesas electorales como la gratuidad hasta el 60% de los universitarios y de 90% en la educación superior técnica?

Hay muy poco espacio para gastos adicionales, a menos que el crecimiento de la economía supere el 3%. Por eso es tan importante el éxito en lograr un mayor crecimiento.

Es posible que el precio del cobre se mantenga en los niveles del último tiempo. Si así fuera, lo deseable sería que ello se tradujera en menores déficits fiscales y en adelantar el logro de un equilibrio fiscal. Así frenaremos el aumento de la deuda y estaríamos mejor preparados para cuando venga una nueva crisis o un debilitamiento de la economía internacional, lo que seguramente ocurrirá en los próximos años.

-Entre sus propuestas está la modernización del Estado. ¿Eso implica disminuir el tamaño y la dotación del gobierno, tanto central como regional?

Modernización del Estado no es achicar el Estado; por el contrario, es hacerlo más efectivo y capaz de responder mejor a los desafíos sociales y de desarrollo que tenemos como país. Sería muy negativo que prevaleciera la opinión de quienes piensan que hay que achicar en vez de hacer más capaz y efectivo nuestro Estado.

Déjeme mencionar un solo ámbito: el de las nuevas tecnologías de información y comunicaciones, el big data , la inteligencia artificial. Es una revolución tecnológica que está transformando todos los servicios y eso hay que incorporarlo en nuestro Estado. Podríamos ser líderes en e-government.

El éxito del nuevo gobierno dependerá del clima de confianza y colaboración que logre crear. Para ello serán muy importantes los temas que priorice en su agenda. Alrededor de los temas de modernización del Estado hay materias que pueden concitar ese espíritu de colaboración amplio.

Fuente: El Mercurio




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