«Desafío constitucional: política y economía» fue el título de la actividad que contó con amplia concurrencia.
«Este debate parte desde entender dónde estamos parados hoy, cuál es el origen del quiebre, qué autocríticas hay que hacerse», fueron las palabras de inicio de Carolina Tohá, moderadora del encuentro «Desafío constitucional: política y economía», organizado por Cieplan y CEP, y que contó con las exposiciones de Manuel Marfán y Lucas Sierra.
El investigador senior de CEP hizo un recorrido por la historia de la demanda por una nueva Constitución, y profundizó también en los desafíos que presenta el escenario de una nueva Carta Magna- como eliminar o reducir las leyes orgánicas constitucionales, reelección indefinida de parlamentarios, forma de gobierno- y presentó algunos «paliativos» frente a la incertidumbre de la nueva Constitución:
«No es fácil inventar la rueda, en especial cuando hay más 150 años de constitucionalismo detrás. La hoja en blanco parece ser más aparente que real. Todo esto supone tener una estructura temática lo antes posible, lo que implica a su vez que el órgano constituyente tenga un reglamento apenas se forme», señaló Sierra.
El caso de Colombia
Manuel Marfán, en tanto, se concentró en el aspecto económico de la nueva Constitución, y presentó a Colombia como un caso a tener en consideración.
Para el investigador de Cieplan, el país latinoamericano sufre de una «judicialización» de los derechos sociales, luego de que muchos de estos fueran incluidos en la Constitución sin haber considerado antes si se contarían con los recursos económicos suficientes para garantizarlos.
«Colombia ha ido resolviendo la ingobernabilidad económica de los primeros diez años a través de reformas que son típicamente leyes de responsabilidad fiscal», señaló Marfán, y continuó: «Una Constitución no solamente debe tener los anhelos de un país. También debe dar garantías de gobernabilidad, así como también garantías políticas y económicas».
Al finalizar, Carolina Tohá expresó que los miedos frente a una nueva Constitución «pueden ser infinitos». Sin embargo, llamó a lograr una conversación virtuosa en la sociedad chilena para canalizarlos:
«Esto no es una explosión, es un proceso que continúa. Cada nuevo tema saldrá con el aspecto de una nueva explosión, por lo que la única manera de expiar estos miedos es encontrar una forma distinta de llevar esta conversación. Tenemos que abrir la mente a otras soluciones y la mesa que pone el proceso constituyente es una posibilidad, pero no es suficiente. Debemos tener la disposición a escuchar».