Autor: Manuel Marfán
Fuente: La Tercera
A propósito de las pensiones, me atrevo a escribir esta columna con algunos elementos de matemáticas financieras. Corro el riesgo que nadie me lea, pero el punto que deseo hacer es relevante: mi generación (60-65 años) inició su ahorro previsional cuando las tasas de interés eran muy elevadas, y está jubilando en un período de tasas de interés históricamente bajas, tanto en los países desarrollados como en Chile.
La generación más joven (25-30 años) está iniciando su ahorro previsional con tasas bajas y, en el escenario más probable, se jubilará con tasas más elevadas. Mi argumento es que -todo lo demás igual- los jóvenes de hoy tendrán pensiones mucho más bajas (respecto de sus ingresos laborales) que los viejos de hoy.
Para facilitar el argumento, supondré que existe un único instrumento financiero (bono) que paga $1 cada año a su dueño para siempre. El precio de este bono dependerá de la tasa de interés. Por ejemplo, si la tasa de interés anual es 5%, necesariamente el bono valdrá $20, ya que el 5% anual de $20 es $1. Si la tasa de interés es 3%, el precio del bono será $33,3, y así sucesivamente. Parece un artilugio: cuando baja la tasa de interés los instrumentos de renta fija aumentan su valor de mercado (ganancia de capital). La rentabilidad que informan las AFP es una mezcla de los intereses y dividendos ganados por el fondo, y de las ganancias o pérdidas de capital asociados a los cambios en el valor de los activos.
Este efecto no es menor. Tomemos como referencia la renta vitalicia de una persona que ahorra ininterrumpidamente durante 40 años un monto constante, que su ahorro lo invierte en bonos como el recién descrito con una tasa de interés constante de 5%. ¿Qué diferencia si la tasa de interés cae a 3%? Si esa caída ocurre en los últimos 15 años de su vida laboral, su pensión será superior a la del caso de referencia. Esto es, en esos años la ganancia de capital asociada a la menor tasa de interés tendrá un efecto superior al hecho que ganará intereses más bajos. De hecho, si la caída de la tasa ocurre justo antes de jubilar, su pensión será el doble. Esto es una descripción simplificada de lo que hemos vivido los viejos de hoy.
¿Qué pasa si ocurre lo contrario? Esto es, ¿qué pasa si la tasa de interés es inicialmente 3% y sube a 5%? En este caso la pensión sería siempre menor a la del caso de referencia. Y mientras más tarde ocurriera ese aumento, peor. Esta es una simplificación de lo que podrían vivir los jóvenes de hoy.
La crisis financiera que azotó al mundo desarrollado el 2008 es la razón principal de por qué las tasas de interés son hoy (8 años después) tan bajas. También, las expectativas son que estas seguirán anormalmente bajas durante bastante tiempo más. Las generaciones más jóvenes deberán ahorrar más para aspirar a jubilaciones como las de hoy (respecto del ingreso laboral). Esta es otra razón más para pensar que un aumento en la tasa de cotización (actualmente de 10%) es necesario. Y mientras antes, mejor.