El nieto argentino de Edgardo Boeninger destaca el legado de la «política de los acuerdos» y comenta en una entrevista publicada por el medio digital El Dínamo, su buena relación con el presidente de Cieplan, Alejandro Foxley.

El politólogo, coordinador de la Red Federal de la Fundación Pensar, encargada de diseñar parte del programa y las propuestas del candidato presidencial argentino Mauricio Macri, explica qué ideas de la Concertación -de la que su abuelo Edgardo Boeninger fue un ícono- ha utilizado en la campaña. Y opina sobre los escándalos de corrupción que han sacudido Chile.

Para Argentina y gran parte del mundo fue una verdadera sorpresa. Los sondeos previos a la elección presidencial del pasado 25 de octubre en Argentina, daban a Daniel Scioli, el candidato sucesor de la línea de los Kirchner, familia que está en el poder desde hace 12 años, una ventaja de casi diez puntos sobre Mauricio Macri, el opositor y líder del partido Propuesta Repúblicana (PRO) y de la coalición Cambiemos. Con eso, Scioli habría ganado en primera vuelta, asegurando cuatro años más de gobierno para línea de los K.

Sin embargo, eso no sucedió. Macri dio la sorpresa y obtuvo un 34,37% de los votos, contra un 36,82% de Scioli. Con esto, el alcalde de Buenos Aires logró forzar una segunda vuelta que se realizará este 22 de noviembre. Un escenario que puede ser favorable para la oposición al kirchnerismo, ya que no son pocos los analistas que creen que gran parte de los cinco millones de votos del candidato que resultó tercero en la elección, Sergio Massa, peronista pero también opositor a Cristina Kirchner, puedan irse a Macri.

Andrés Boeninger, Politólogo y Magíster en Administración y Políticas Públicas, y coordinador general de la Red Federal de Fundación Pensar, el think tank del PRO que ayuda a Macri a elaborar propuestas, es cauto frente a la elección del próximo 22 de noviembre, pero confía que obtendrán la presidencia con “votos de todos los sectores”. Argentino de nacionalidad, es nieto del fallecido ex Ministro de la Segpres de Patricio Aylwin, Edgardo Boeninger, ícono de la transición chilena y de la Concertación.

«Estamos con una Argentina ya saturada por la intolerancia y el enfrentamiento entre las partes. Nosotros lo que venimos a proponer es unir y tener una democracia más sana, mas normal».

Justamente, y pese a que se suele situar al PRO argentino en el eje de la centroderecha, e incluso se ha comparado a Macri con Sebastián Piñera, Andrés Boeninger asegura que el legado de la Concertación ha sido muy importante para elaborar las propuestas y el discurso de Cambiemos. “Hay muchas propuestas de las que mi abuelo, o cualquier persona que por circunstancias históricas se hubiese identificado con la izquierda, estaría feliz de la vida”, dice.

De hecho, cuenta que ha estudiado en profundidad el legado de la coalición que gobernó Chile por 20 años, ha tenido conversaciones con gente como Alejandro Foxley y Enrique Correa y en 2014 cruzó la cordillera para presentar un libro sobre su abuelo y hablar sobre el tema. El input más imporante de la Concertación para Macri: el discurso de “la democracia de los acuerdos”.

“Nosotros como un frente común, lo que estamos esperando de la segunda vuelta no es un enfrentamiento entre dos coaliciones antagónicas o dos cosmovisiones. Nosotros lo que estamos buscando es el devenir de los argentinos. Por una dinámica propia del Kirchnerismo, estamos con una Argentina ya saturada por la intolerancia y por el enfrentamiento entre las partes. Lo que venimos a proponer es unir a los argentinos (…) y tener una democracia más sana, más normal, donde el disenso sea parte de las reglas del juego y donde todos juntos podamos despertar a una Argentina que llegue al consenso, con alegría, con convicción”, explica Andrés. 

-¿Cuáles serían las facciones de esta polarización que describes en Argentina?

-El gobierno kirchnerista, que lleva doce años, ha tenido -dependiendo el turno- distintos enemigos. Ellos tienen una lógica de construcción del poder a través del conflicto. En su momento fueron los del campo, después fue la iglesia… Dependiendo el turno, ha habido distintos enemigos para llevar adelante esta dinámica de que si estás con nosotros sos la patria. Y si es que no estás con nosotros sos la anti patria. Una senda bastante populista y demagógica en la que dicen “nosotros, gobierno, somos los que tenemos las ideas correctas, los iluminados, y quienes están en contra de nosotros, son directamente vende patrias”. Al kirschnerismo le valoramos distintas cuestiones que han hecho correctamente en su gobierno, no es que digamos que ahora venimos nosotros y esto se cambia de bando y vamos a hacer las cosas totalmente distintas. No, reconocemos lo que se hizo bien. Esas cosas las seguiremos, y por supuesto que modificaremos otras cosas.

-Tú has estudiado bien el legado de la Concertación para aportar a las ideas de Macri. ¿Qué es lo que más rescataste?

-La agenda en la que hice mucho hincapié es la del diálogo, la del consenso en la política pública. Eso es indudablemente algo que relaciono mucho a la transición de Pinochet a la democracia chilena. Fue un espíritu que se llevó adelante muy claramente, un espíritu muy de diálogo que en cierta forma caracteriza a gran parte de la dirigencia política chilena. Para mí en lo particular, eso es un input. Y un segundo tema, que con Alejandro Foxley hablé en muchas oportunidades, es el rol técnico político. El rol y la participación de técnicos de política pública con accionar político, hábiles en todo lo que supone la política y su código, que es distinto al código de lo técnico. Ese manejo entre capacidad de managment y capacidad técnica y académica, combinado con capacidad política que tenían en la Concertación, es muy interesante.


-En Chile parte del discurso de algunos líderes de la Nueva Mayoría ha sido criticar ese discurso de la “democracia de los acuerdos”. E incluso, en principio, se situó como enemigos a “los poderosos de siempre”. ¿Observas un nivel de polarización en el país?

-No veo que Chile sea una sociedad que esté entrando en una especie de polarización. Si veo que hay una agenda de política pública nueva que es muy ambiciosa. En el tema electoral, en la reforma constitucional, la reforma del tema educativo. Hay toda una serie de paradigmas que consolidaron la democracia chilena en el siglo XXI, que hoy están en discusión. Y bueno, la democracia, el tiempo, las sociedades son dinámicas, y está bien que se estén revisando y ajustando las políticas públicas con las perspectivas que tenga la ciudadanía. Y las perspectivas que tenga la ciudadanía se van desarrollando. No hay que tenerles miedo a estas discusiones de agenda y de políticas publicas. Pero a su vez con diálogo, con cierta comprensión de lo distinto para llevar adelante algo. Una facción que se impone respecto a otra, eso dura lo que dura un gobierno y después se termina. No es algo estructural de política pública que genere cimientos claros para el desarrollo.


– En Chile se ha destapado una serie de escándalos que mezclan política y negocios, que han afectado al hijo de la propia Presidenta, y que si la Fiscalía lo determina podrían ser incluso casos de corrupción. ¿Se ha visto afectada la imagen de Chile en el extranjero?

-Para Latinoamérica y Sudamérica, Chile es una agenda muy relevante (…) Por tanto estamos atentos a estos casos de corrupción y también lo que ha significado para este gobierno estos casos de corrupción en particular. Pero al final del día, también vemos cómo en la opinión pública y en la política se toman medidas al respecto. Y no creo que en Chile haya un escenario de impunidad como si puede haber en mi país, donde sabemos que hay muchos políticos y funcionarios de alto nivel con demandas e implicados en casos de corrupción. Y no se hacen mayores movimientos para correr a esos funcionarios o para juzgarlos específicamente. Creo que Chile tiene una agenda mucho más madura. Y nosotros, no con el afán de perseguir a nadie, pero si para generar instituciones más robustas, es que queremos entrar a la transparencia. Evitar la corrupción va a ser uno de nuestros pilares.

-O sea crees que Chile sigue estando más arriba que Argentina en términos de transparencia…

– Indudablemente. Con el capitulo de ustedes con Chile Transparente, con el amigo Alberto Precht… Además mi abuelo fue vicepresidente de la institución. Todo el tema de transparencia y las políticas que llevan adelante y la vocación interna que tiene el gobierno respecto de eso, todas las normativas que tienen para poder tener claridad en temas de transparencia. Pueden existir casos respecto del financiamiento de una campaña política, pueden existir casos específicos. Pero en términos generales, Chile sigue estando bien ubicado.

– Justamente lo que se ha visto más cuestionado con estos casos es la relación entre política y negocios. ¿Cómo solucionará ese aspecto Mauricio Macri, siendo que también es un conocido empresario en Argentina?

-Mauricio no tiene la problemática que tenía Piñera cuando asumió, que tenía acciones en Lan Chile que podían provocar intereses conflictivos entre el patrimonio de la persona que asumió la presidencia con los intereses del país. En Mauricio eso no existe. Él no tiene acciones en Aerolíneas Argentinas o en YPF, no pasa eso. Por lo tanto ese conflicto no lo tenemos. Y en financiamiento de la política, de las campañas, que son costosas, podés ver lo que es el financiamiento de la actual campaña presidencial nuestra, que es un financiamiento totalmente transparente.

– Otro de los temas en la agenda de Chile es la gratuidad universitaria. ¿Qué opinas del modelo de gratuidad argentino, aplicado en la UBA?

-Entiendo que para el tema de la gratuidad están debatiendo distintos modelos, y como uno de los modelos a ser evaluados es el argentino y está bien. Obviamente hay un tema de transferencia de los ingresos, en donde la idea no es que los sectores más vulnerables le transfieran sus ingresos a los sectores mas ricos. Lo que pasa en Argentina es que si bien conceptualmente estamos de acuerdo con el acceso a la educacion superior, pasa en gran medida que los que acceden a esa educación superior son sectores medios y sectores altos. Por lo tanto ahí los sectores más populares terminan financiando a los sectores altos y eso es una agenda muy regresiva. Esos términos habria que verlos, pero como uno de los casos de estudio está bien que lo tengan.

– Acá se discute si el financiamiento del Estado debe estar acotado a una cierta cantidad de semestres y que si el estudiante se atrasa en la carrera, ya no pueda acceder a la gratuidad. ¿Qué opinas de eso, considerando que en Argentina funciona de otra forma?

-Está bueno que existan los estímulos, los incentivos para terminar la carrera universitaria. Nosotros tenemos un componente que preocupa; no solo en la terminalidad de la universidad, sino que a nivel secundario. Por lo tanto generar los incentivos y los estímulos del gobierno, y de los sectores privados, de todos para lograr la terminalidad, me parece adecuado. Sobre todo cuando la educación está financiada con recursos públicos.

– Considerando tu vínculo con la Concertación. ¿Cómo se ha tomado en tu entorno familiar que asesores a un candidato cercano a la centro derecha? 

-A lo mejor hay una perspectiva extranjera que lleva a conceptualizar más las cosas, de si Mauricio es más de derecha o de centro derecha, producto del kirchnerismo que es más de izquierda. Mauricio en verdad no está metido en la agenda de izquierda y derecha. No me defino a mí mismo como participante del PRO y del Frente Cambiemos como un militante de derecha. La realidad es que yo no lo siento de esa manera (…) Entonces a mí, más que ser de izquierda o de derecha, cuando vos analizás el plan de gobierno nuestro, hay muchísimas políticas que la Concertación. Mi abuelo, o alguna persona que en su momento por la dinámica política se pudiera sentir más de izquierda, estarían felices de la vida. Porque hay muchos derechos ciudadanos que ya exceden la dinámica o esa discusión de izquierda y derecha.

– Pero actualmente Argentina es situado en una suerte de eje de izquierda al lado de Venezuela y Ecuador. ¿A ustedes les interesa reubicar a Argentina en ese plano?

-Nosotros en el plano de política exterior queremos tener una buena relación con todo el mundo. Es una agenda que Chile ha sabido llevar muy bien. Basta ver todos los tratados de libre comercio que tienen. La agenda comercial es muy buena (…) Nosotros queremos obviamente un país abierto al mundo. Un país sin conflictos. Un país con muy buena relación e integración productiva con los países vecinos.

-¿Pero coincides en que actualmente Argentina puede verse más cercana en sus relaciones con los países mencionados en la pregunta anterior?

-Con matices. Evidentemente hay una construcción mediática y una tendencia de la Argentina hacia la política venezolana, de Ecuador. Pero después hay que analizar la política de relaciones que el actual gobierno tiene con EE. UU. Y en un tema de interés para EE. UU., como es el terrorismo, Argentina es uno de los actores principales en su agenda. Todo lo que tiene que ver con la energia nuclear también, en todos los grandes temas de la política exterior norteamericana nosotros somos principales aliados y Argentina trabaja mano a mano con EE. UU (…) A nivel discursivo, más de política, hay un distanciamiento de EE.UU, un acercamiento a Cuba. Pero es una cosa más discursiva, más del folclore político. Pero por otro lado están los hechos reales, en que el nivel de cooperación de Argentina con las potencias, con EE.UU, con Europa, es alta.

Fuente: El Dínamo


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