Autor: Manuel Marfán
Fuente: La Tercera
Fue un gusto haber escuchado a Mario Marcel, el flamante presidente del Banco Central, en su exposición del último Informe de Política Monetaria (Ipom). El BC queda en buenas manos. De paso, felicito a Rodrigo Vergara, el expresidente, por su muy buena gestión.
El contenido del Ipom ha sido ampliamente difundido y comentado. Destacaré algunos puntos específicos referidos a la menor proyección de crecimiento para 2017 (entre 1,5 y 2,5%). Al respecto, se agradece la corrección, aunque sea pesimista (en diciembre de 2013, cuando aún era consejero del BC, se proyectó un crecimiento de entre 4 y 5% para 2014, muy lejos del 1,9% que se observó expost).
El elemento de corto plazo destacado en esta oportunidad es “un contexto de mayores riesgos y niveles de confianza que siguen siendo marcadamente pesimistas”. Las apuestas a futuro (inversión y ahorro) tampoco son buenas. La inversión en capital fijo se reduciría en 2016 por tercer año consecutivo, y se proyecta una recuperación marginal (0,7%) en 2017. El ahorro nacional bruto en este y el próximo año se estima en 19,3 y 19,2 % del PIB (es la primera vez en 28 años que se romperá el piso de 20% del PIB).
El error de proyección de diciembre de 2013 (y los de cada uno de los años siguientes) aún no cuenta con una explicación de consenso. “Los niveles de confianza marcadamente pesimistas” tampoco tienen una explicación clara. ¿Por qué han desaparecido los grandes proyectos de infraestructura? ¿Por qué ahorramos menos que en los últimos 28 años? Echo de menos un análisis más profundo acerca de qué pasa. Probablemente no es el Banco Central el que deba dar explicaciones, al menos en el frente interno.
Algo pasa. Ésa es la frase. Se trata de una exclamación de alerta frente a señales que percibimos, que desconocemos su origen, y que tememos que sean de mal augurio.
Me aventuro a dar dos explicaciones al respecto. La primera es que el panorama de la economía mundial es sombrío. La crisis de 2008-09 de los países desarrollados fue más profunda de los imaginamos, y no hay registros de una recuperación más lenta (ni siquiera la Gran Depresión).
Las más importantes de ellas siguen sobreendeudadas (deuda pública y privada), año a año crecen menos que las proyecciones, y la convivencia interna se ha tornado más compleja. China también ha crecido menos que las proyecciones año a año post 2008, y también tiene un problema de sobreendeudamiento interno de pronóstico reservado.
América Latina también crece menos que las proyecciones año a año, incluso en economías tan pujantes como la del Perú. O sea, no estamos solos. Algo pasa en la economía mundial y, si hay que buscar explicaciones, partiría por la hipótesis que la crisis de 2008-09 aún no se ha superado.
La segundo es que Chile ya no cuenta con un proyecto país consensuado. Los países que alcanzaron el desarrollo lo hicieron sobre la base de enfocarse en un destino común. La explicación interna hay que buscarla más en la política que en la economía. No ha estado claro el proyecto país de los últimos gobiernos, y menos aún el de los actuales precandidatos. Volveré sobre esto en otra oportunidad.