América Latina necesita de una agenda renovada para el desarrollo económico y social del siglo XXI, a ser implementada por sociedades democráticas que sean capaces de crear las condiciones para un crecimiento equitativo y sostenible en la región.
No se trata de una nueva invención ni de una nueva utopía, sino de cuestiones clásicas, relacionadas con las oportunidades, liberta- des y condiciones de vida de las personas, que ahora se presentan en un nuevo contexto de riesgos y posibilidades asociados a la «globalización», al surgimiento de la «sociedad del conocimiento», a cambios sociales y demográficos (el envejecimiento, por ejemplo), al cambio climático y otros procesos que tienen lugar en la América Latina de hoy.